Nutrición
En los últimos 10 años se han escrito más de 20.000 artículos científicos en temas relacionados a la nutrición y la esclerosis múltiple.
Es claro que la esclerosis múltiple es una enfermedad multifactorial y unos de los factores que pueden conllevar a la enfermedad o a empeorarla, son los factores ambientales, entre ellos, la alimentación.
Se ha demostrado que la obesidad, particularmente en la adolescencia, es un factor de riesgo para el desarrollo de MS.
Igualmente, se ha demostrado que hay una correlación entre la prevalencia de EM y un consumo alto de grasa animal, grasas hidrogenadas y azúcares y un consumo bajo de fibra.

Aunque hay cierta controversia acerca de una dieta específica a seguir, hay algunos acuerdos en cuanto a recomendaciones generales:
- Es importante llevar una dieta rica en frutas y vegetales variados y de distintos colores. Idealmente deberíamos consumir más de 7 porciones de vegetales y frutas. Estos alimentos son los alimentos más ricos en fibra, la cual es necesaria para mantener un microbioma saludable, entre otras cosas. Adicionalmente, las frutas y vegetales aportan importantes cantidades de nutrientes así como de fitonutrientes.
- Los niveles bajos de vitamina D se han visto relacionados con una mayor prevalencia de EM, una enfermedad más agresiva o mayor número de crisis. Las concentraciones de vitamina D se pueden ver influenciadas por la biodispoibilidad de la vitamina en los alimentos y suplementos (sobretodo en los fortificados), algunos desórdenes funcionales o metabólicos y una exposición baja al sol o el uso de protectores solares. Es por esto que es importante una suplementación con vitamina D, si tienes alguna duda, es mejor consultar con un profesional de la salud.
- El consumo de omega -3 en particular se ha visto relacionado con una menor prevalencia de EM, e inclusive una enfermedad menos agresiva. Es por esto que la dieta mediterránea es una de las más estudiadas y recomendadas para pacientes con Esclerosis Múltiple. El omega 3 lo encontramos en peces de agua fría, algunas semillas (como la linaza) y nueces. En algunos casos, es importante la suplementación.

Por otro lado, existe cierto consenso en que las personas que conviven con EM deben reducir el consumo de algunos alimentos, entre ellos:
- Grasa saturada animal. Un alto consumo de grasa saturada animal puede impactar el microbioma y esto podría afectar el desarrollo de la EM. Esto no quiere decir que el consumo de proteína animal sea perjudicial, de hecho, la proteína es muy importante para la salud en general y para las personas con EM.
- Azúcar, especialmente bebidas azucaradas. Este alimento es altamente inflamatorio y puede conllevar a un estado de inflamación general que se asocia con un incremento en la prevalencia de EM.

- Alcohol. Aunque no hay evidencia robusta sobre cómo las bebidas alcohólicas afectan el desarrollo de la EM, el alcohol interfiere en varios sentidos con el metabolismo general y en general se recomienda un consumo reducido de alcohol o abolirlo por completo. EL alcohol puede interferir con el sueño, con los medicamentos, es inflamatorio y puede tener un impacto neuronal.
- Comida ultraprocesada. Es decir, todo lo que venga en paquetes como galletas y productos fritos. Este tipo de comida conlleva a un nivel de inflamación generalizado que perjudica la evolución de la enfermedad. Adicionalmente, puede tener un impacto en la desregulación del sistema inmune y en el desbalance del microbioma intestinal.
- Sal. Un alto contenido de sal constituye un factor de riesgo ambiental para el desarrollo de enfermedades autoinmunes. Un alto consumo de sal puede llevar a la producción de citoquinas entre otras moléculas y células inflamatorias que interfieren con la desregulación del sistema inmune.

Alimentos que podrían ser conflictivos y que se deben revisar individualmente
- Leche. En el estudio de Salud de Enfermeras, se encontró un riesgo incrementado de desarrollar EM entre las mujeres estudiadas que tomaban grandes cantidades de leche durante la adolescencia. Una de las proteínas de la leche que pueden estar implicadas en esto es la butirofilina, una proteína de la leche que puede confundirse con la glicoproteína de la mielina de los oligodentrocitos que es una proteína de la mielina e induce una respuesta inmunológica que puede desencadenar a la desmielinización de las neuronas.
- Gluten. La enfermedad celíaca tiene una mayor prevalencia entre las personas con EM. Adicionalmente, una alta proporción de la población parece tener algún tipo de intolerancia al gluten. Un alto consumo de gluten se ha visto correlacionado con daño de la mucosa intestinal, cambios en el microbioma e inflamación de bajo grado en el intestino.
- Leguminosas. Las leguminosas contienen altas cantidades de lectina, una proteína que parece estar relacionada al intestino permeable. La Dra Terry Whals así como MS Hope recomiendan no consumir estos alimentos. Si bien otras dietas aseguran que al contrario este grupo de alimentos tienen altos contenidos de fibra y proteína, los cuales podrían ser beneficiosos para la enfermedad. Lo que sí es importante es aprender a cocinarlos para disminuirlas .
- Otros alimentos: Solanáceas (tomates, berenjena, ají, pimientos, entre otros), espinaca, maíz y soya. Estos alimentos para algunas personas pueden generar sensibilidades e intolerancias.
En conclusión, ¿Cuál es la dieta recomendada para una persona con EM? Una dieta rica en comida natural, en frutas, vegetales, proteína de buena calidad y grasas saludables (como aguacates, aceitunas, coco, nueces, semillas, pescados). Una dieta variada y balanceada, llena de colores naturales.

Algunos consejos para poder llevar a cabo una alimentación balanceada para personas con esclerosis múltiple
- Incluye vegetales desde el desayuno. Intenta con un jugo verde, donde el 80% del jugo sean vegetales y sólo el 20% sean frutas. Puedes también comer algo de vegetales frescos o salteados.
- Aprende a disfrutar del dulce natural de las frutas, que se pueden convertir en un alimento saciador de algunos antojos de azúcar.
- Planea bien tus comidas, no dejes al azar lo que comerás, ya que aquí es cuando terminamos comiendo comidas procesadas.
- Busca que tu plato tenga al menos 5 colores. Busca vegetales morados, rojos, naranjas, amarillos, verdes oscuros.
- Incrementa el consumo de agua filtrada.
- Cambia la sal por especias de diferentes sabores. Aprende a utilizar el tomillo, romero, orégano, cúrcuma, jengibre, albahaca, etc.
- Incrementa tu consumo de alimentos fermentados como el chucrut, el kefir, la kombucha, el yogurt de coco fermentado, entre otros.
- Busca incrementar tu consumo de omega 3 y otras grasas saludables como el ácido oléico rociando un aceite de oliva de buena calidad sobre todas tus comidas.
¡Salud y buen provecho!